ARTÍCULO DE OPINIÓN
David Rocío Pérez. Portavoz de Coalición Canaria en el Ayuntamiento de San Bartolomé.
El alcalde de San Bartolomé, Isidro Pérez , ha protagonizado un nuevo episodio de confrontación con el Cabildo Insular de Lanzarote, esta vez amenazando con llevar un contencioso administrativo por la falta de fondos que, según él, deberían destinarse al municipio. Sin embargo, lo que está en el fondo de esta disputa no es una cuestión de justicia presupuestaria, sino la evidente incapacidad de gestión que el alcalde y su equipo han mostrado al frente del Ayuntamiento. Lejos de preocuparse por la correcta administración de los recursos municipales, el alcalde parece estar más interesado en que el Cabildo y el Gobierno de Canarias le cubran las espaldas, mientras él dedica el presupuesto local a contratos destinados a “circo” y realizados de manera verbal de más de 100.000 euros.
A día de hoy, el Ayuntamiento de San Bartolomé parece ser incapaz de desarrollar ningún proyecto importante con sus propios recursos. TODAS las obras en el municipio están siendo financiadas y ejecutadas por organismos externos, lo que revela una preocupante dependencia y una falta de autonomía en la gestión local. Los datos son demoledores:
- De Molina a Molina, una obra valorada en 495.348,10 €, realizada por el Cabildo de Lanzarote y La Graciosa .
- Calle Mástil, con un coste de 940.896 €, también realizada por el Cabildo.
- Calle Princesa Ico, cuyo presupuesto asciende a 1.300.000 €, también realizada por el Cabildo Insular de Lanzarote y La Graciosa .
- Parque Urbano de Playa Honda, una obra monumental valorada en 3.100.000 €, de fondos externos y gestionada por el Cabildo.
- Gimnasio municipal de San Bartolomé, con un coste de 1.376.485 €, realizada por el Cabildo.
- Paso inferior de Playa Honda, una obra estratégica de 3.813.768 €, financiada por el Gobierno de Canarias .
- Iluminación de la Avenida de las Playas, con un presupuesto de 703.000 €, y también realizada por el Cabildo.
Además de estas obras, el futuro Centro de Salud de Playa Honda, valorado en 7 millones de euros, también es una promesa vinculada a las inversiones del Gobierno de Canarias. Es más, ya se han ingresado 7.580.000 € para la construcción de un colegio en el municipio , fondos que, según los acuerdos alcanzados, ya deberían estar gastados y el centro escolar en pleno funcionamiento. Sin embargo, la realidad es que el colegio ni siquiera ha comenzado a construirse. Estos datos confirman una preocupante falta de capacidad para ejecutar los proyectos de manera oportuna y eficiente, a pesar de que el dinero ya está en las arcas municipales.
Lo más preocupante de todo es que, en lugar de asumir la responsabilidad por esta falta de gestión, el alcalde prefiere apuntar hacia el Cabildo de Lanzarote y el Gobierno de Canarias, exigiendo más fondos y acusando de abandono de estas instituciones. La realidad es que su administración ha sido incapaz de mover las obras clave para el desarrollo del municipio. San Bartolomé se ha convertido en un escenario de proyectos que dependen completamente de fondos externos, lo que refleja una alarmante falta de iniciativa local.
Al fin y al cabo, lo que parece estar buscando el alcalde no es un verdadero desarrollo para San Bartolomé, sino que el Cabildo y el Gobierno de Canarias le sigan haciendo el trabajo mientras él continúa destinando el presupuesto municipal a fines superficiales. Esta estrategia de distraer a los ciudadanos con espectáculos mientras las infraestructuras vitales languidecen es una maniobra política que conocemos bien: promesas de desarrollo que nunca llegan mientras los verdaderos problemas se acumulan.
San Bartolomé necesita un gobierno local capaz de gestionar bien sus propios recursos y de ejecutar sus proyectos con solvencia . Los ciudadanos merecen más que espectáculos para distraerlos de una realidad municipal que, en términos de gestión, deja mucho que desear. El alcalde tiene que dejar de buscar culpables en otras instituciones y asumir su responsabilidad. No se puede seguir escudando en el Cabildo ni en el Gobierno de Canarias para justificar su propia incapacidad.
El futuro de San Bartolomé no se construye con críticas ni contenciosos, sino con una administración eficaz y un equipo de gobierno que entienda que su principal responsabilidad es con los vecinos, y no con el show mediático o el gasto en actividades vacías de contenido.